viernes, 9 de diciembre de 2016

¿QUIÉN HIZO EL MAL? Por ARMANDO BARONA MESA. Diciembre 9, 2016

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¿QUIÉN HIZO EL MAL?

Por ARMANDO BARONA MESA
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Tal vez fue Goethe el que dijo: “Nadie por su propio gusto es un malvado” y también creo que  agregó: “No hay crimen, por horrendo que sea, del cual no tenga yo una tendencia a realizarlo”. Escribí mi tesis de grado de abogado, hace ya muchos años, girando alrededor de estos dos conceptos que aun siguen circundando mi mente  en el estudio del hombre, del delito y de la peligrosidad criminal. Soy penalista.

Esa la razón para que, conmovido como todo ser humano, me tome el tiempo de escribir esta nota que, diferente a todo el rechazo social que ha provocado el execrable crimen cometido por el arquitecto Rafael Uribe Noguera sobre aquella personita de siete años llamada Yuliana -que también yo repudio- pretende bucear sobre la personalidad del asesino y verificar qué ocurrió dentro de su mente no solo en el momento culminante, sino los días  anteriores al conjunto de hechos monstruosos que realizó. Obviamente, para comenzar, debo decir que ninguna de esas acciones son normales. Es decir, estamos frente a hechos marcados por la anormalidad.

Medardo Arias, impactado por el crimen, escribió su nota del periódico * resaltando dos hechos: que el crimen también es cometido por gentes educadas de privilegio social y económico y no es suceso único de los desamparados, víctimas a su vez de la dureza de la vida y la exclusión social. Sí, esto es cierto, porque el hombre es y ha sido siempre el mismo, en cualquier clase social. En segundo lugar menciona a Enrico Ferri, padre del Positivismo Jurídico en el campo del derecho penal, quien escribió muchos libros, entre ellos la Sociología Criminal, disciplina de la cual él fue su progenitor.

Ferri, profesor de Jorge Eliécer Gaitán, penetró el gran enigma del delito en compañía de otros dos eminentes criminalistas: Rafaele Garófalo, magistrado, y Césare Lombroso, médico criminólogo. Buscaban darle un viraje al derecho penal y a la pena, que debía girar, básicamente, como preservadora del orden social. Los tres llegaron a exageraciones. Lombroso creó un tipo de delincuente con marcados signos en su exterior, que se llamó el hombre lombrosiano. Eso hoy está superado por la escuela alemana dominante, que gira alrededor del “dogmatismo jurídico” y del “tipo” penal, aunque olvidando al hombre como sujeto principal del derecho. Así éste sea un delincuente.

Por supuesto mucho ha evolucionado la ciencia de la psiquiatría forense y de la sociología, antropología y psicología. Es preciso además decir que para que exista un juicio de reproche penal hay necesidad de entender que el acto realizado por el acusado lo sea dentro del ejercicio del libre albedrío, es decir, que haya un acto humano en el que existe el conocimiento pleno del mismo y un acto de voluntad sin que pueda existir el error o la ignorancia invencible, ni la coacción o cualquier otro elemento que enerve o aliene esa misma voluntad. Sentado este principio, puede decirse que cualquier acto que obstruya o destruya esos dos elementos tomistas, deja de ser un acto humano y por lo tanto no puede ser siquiera imputable. Así lo enseñó Santo Tomás, siguiendo los pasos de Aristóteles y lo adaptaron a la dogmática jurídica.

Entonces, ¿qué ocurre si el mandato volitivo de la mente sucede bajo los efectos de una obsesión compulsiva irrefrenable, es decir si el individuo no puede superar a voluntad esa tendencia irrefrenable?

En los casos de psicosis –ezquizofrenia, paranoia, psicosis maníaco-depresiva- hay una conformación anormal del juicio de la voluntad, dentro de la cual no cabe la responsabilidad escuetamente. Y el derecho penal, desde hace muchos años, ha establecido el fenómeno de la inimputabilidad, que conlleva que, para la preservación social, deban imponerse en vez de pena ordinaria, unas medidas de seguridad, que son el internamiento, aun de por vida, en un centro psiquiátrico penal, del que seguramente estamos privados los colombianos. No tengo datos recientes.

Hoy se sabe que más allá de las psicosis existen lo que antes se denominaba psicopatías y ahora son sociopatías, que padecen los asesinos en serie, los depravados sexuales y otros, que giran bajo la tendencia irrefrenable de cometer un acto monstruoso y su voluntad carece de medios para evitarlo. Es superior a sus fuerzas y además, se da por cierto, no tienen cura. Cuando Garavito, el asesino de niños alcance la libertad –fue condenado a pena común y no a medidas de seguridad- volverá a matar y violar niños. En el fascismo los condenaban a muerte. En el pensamiento liberal el sujeto debe estar en tratamiento permanente. De suerte que, tratar a este tipo de delincuentes bajo el juicio de responsabilidad y pena común, es un error de la justicia colombiana. Porque un día cumplen la pena y salen y vuelven a matar.

Todo señala en el caso de Uribe Noguera, que ostenta desde su nacimiento una personalidad sociopática compulsiva e irrefrenable, que escapa a su debilitada voluntad. Y esas sociopatías existen de modo muy abundante en una sociedad débil y enferma como la nuestra.

Vuelve a tomar vigencia aquel tema decimonónico: ¿Y si Dios hizo al hombre imperfecto y permitió que el mal existiera, qué culpa tiene el hombre?     
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* Delito y clases sociales .
Medardo Arias Satizábal
El País .com, Cali, Dic. 8, 2016

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Teodicea
Existen propiedades y características que son compatibles entre sí y otras que no lo son.
Por Vicente Durán Casas, S. J.
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 El Tiempo .com 1 de enero de 2017,10:26 p.m. Impreso Enero 2, 2016 http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/teodicea/16784197
La palabra es extraña para muchos. Se compone de dos términos griegos: Theos –Dios– y Dike –justicia–. Etimológicamente significa ‘justificación de Dios’. Fue inventada por el filósofo y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) y la encontramos en el título de su obra más conocida: Teodicea: ensayos sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal *, publicada en 1710.
Desde entonces se habla de teodicea para referirse a la reflexión filosófica que intenta justificar racionalmente la omnipotencia y la bondad de Dios ante la existencia del mal en el mundo. Se trata de plantear una pregunta de grueso calibre: si es verdad que Dios es todopoderoso e infinitamente sabio y bueno, ¿por qué existe el mal en el mundo? Lo más fácil sería decir que Dios no existe y que esa pregunta carece de sentido. Pero no es así, al menos para Leibniz, una de las mentes más brillantes de la Europa moderna. Dios existe, y su existencia representa para la razón moderna un desafío más difícil que el cálculo infinitesimal, inventado simultáneamente por él y por Newton.
Para algunos pensadores, la existencia del mal en el mundo es un indicador de que Dios, o bien no es totalmente bueno, o carece de omnipotencia. La dolorosa existencia del mal hace que omnipotencia y bondad divinas resulten –prima facie– lógicamente incompatibles. Tal pensamiento se agudizó con el terremoto de Lisboa de 1755, que puso a pensar a Voltaire, a Rousseau y a Kant acerca de la relación entre Dios y mal, y con el Holocausto, que continúa arrojando preguntas sobre dónde estaba Dios cuando los nazis organizaron el exterminio intencional de todos los judíos y de muchos otros que pensaban diferente.
Dice la leyenda que el rey de Castilla, Alfonso X el Sabio, solía decir que si el Creador le hubiera preguntado su opinión, él le hubiera podido dar muy buenos consejos acerca de la creación, y se lamentaba de que no lo hubiera hecho. Eso es lo que piensan todos los que creen tener motivos para pedirle cuentas a Dios.
No es ese el camino de la teodicea. Dios, o más precisamente el Dios de los cristianos, creó lo que Leibniz llamó “el mejor de los mundos posibles”, una expresión de la que Voltaire disfrutó burlándose en su Cándido, o el optimismo (1759) *. La idea era esta: existen propiedades y características que son compatibles entre sí y otras que no lo son.
Puede haber círculos y puede haber cuadrados, pero no puede haber círculos cuadrados, al menos en el horizonte de la racionalidad humana. Puede haber ley de la gravedad, pero por razones de compatibilidad entre física y metafísica no puede haber ley de la gravedad con excepciones, por ejemplo para evitar que el derrumbe de una pared le cause daño a un bebé recién nacido. Dios habría podido crear seres humanos incapaces de hacer el mal, pero tendría que haberlos creado sin libertad, de modo que un asesinato, o una violación, o bien serían imposibles o carecerían de significado moral.
En un mundo sin seres libres bien podría no existir el mal moral, pero ese no sería el mejor de los mundos posibles. Eso, y otras cosas por el estilo, nos lo enseña la teodicea, que a la luz del pragmatismo contemporáneo parece una reflexión inútil, pero que al menos a algunos nos pone a pensar. Cosas como que un mundo con seres que disponen de libre albedrío es mejor que un mundo de seres en el que todos se comportan como autómatas programados, que si bien serían incapaces de pecar, también serían incapaces de perdonar, de amar con generosidad y de recomponer el mal que ellos mismos han causado. Cosas como que, gústenos o no, somos nosotros, y no Dios, los responsables de nuestros actos y de la realidad del mal en el mundo.
Vicente Durán Casas, S.J.*
* Departamento de Filosofía de la
Pontificia Universidad Javeriana
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NTC ... ENLACES: 
Teodicea: ensayos sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal *, publicada en 1710. Libro completo, texto: 



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** Cándido, o el optimismo (1759). Texto completo

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--- NTC ... 9 de diciembre de 2016

¿QUIÉN HIZO EL MAL? Por ARMANDO BARONA MESA. Diciembre 9, 2016

http://ntc-narrativa.blogspot.com.co/2016_12_09_archive.html


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Fecha: 2 de enero de 2017, 21:37
Asunto: Re: Teodicea. Por Vicente Durán Casas, S. J. El Tiempo, 1 y 2 de enero de 2017. // En dando cierta continuidad ...
Para: NTC

............y el hombre creo a Dios y le entregó la responsabilidad del mundo........así se descargó de tantos interrogantes y temores, sobre todo aquellos de la otra vida.........las élites aprovecharon y se declararon portavoces de Dios.............Constantino entre los primeros dió a su imperio un nuevo aliento con la cohesión de un Dios todopoderoso.......y así podríamos seguir..........................
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